LA AUTÉNTICA SANACIÓN ES TU PRESENCIA EN LA VIDA
Por mucho
que queramos encontrar fórmulas mágicas para sanar nuestras dolencias. La realidad
es que no podemos evadirnos de este momento. Nos engañamos en querer eliminar,
borrar o transmutar cualquier síntoma que se nos presenta. Humanamente nadie
quiere estar enfermo (físico, emocional o mental) pero caemos en la trampa
cuando intentamos tapar e incluso comprender el porqué de ello.
La autentica
sanación no entiende de razón, ni siquiera se plantea conocer las reglas del
juego que rigen el movimiento de la creación. Por mucho que nos empeñemos en
saber, el sufrimiento es la forma que toma la Vida para llamarnos la atención. Es
un reclamo para volver al hogar, para frenar en seco la vorágine de
inconsciencia en la que estamos sometidos por miedo a vivir.
Vivir no
es crear historia con cada experiencia que tenemos. Vivir es fusionarse con la
Vida para expandir nuestra consciencia. Y Vida es la experiencia sin sentidos,
sin conocimiento, sin principio ni final. La Vida es aquí y ahora, y hacía este
momento es donde tenemos que ir para experimentar la auténtica sanación: presenciar tu vida tal y como se presente.
En un
intento, casi, sobrehumano por encontrar respuesta a través de métodos,
técnicas, herramientas… al final, en un ejercicio de rendición, le he pedido a
esa Vida representada a través de mi Ser, mi Yo Superior o Guías espirituales
que me ayudaran a sanar mis conflictos internos. Y es que la mente siempre me
enreda queriendo saber los porqués, la comprensión de lo que me sucede. Lo curioso
es que por más que sé, aun siendo muy interesante para mi mente, menos paz
encuentro en mí.
Estas fueron
las palabras que recibí en ese momento de sufrimiento culminante:
»Manuel, da igual lo que sientas. No importa conocer
su origen, su procedencia. Lo importante es que utilices el síntoma para estar
en silencio. Para respetar tu vida tal y como es ahora.
Da gracias a tu dolor por estar ahí, porque te está
enseñando a volver a tu realidad, a tu vida.
No tienes que “arreglar” nada que esté ocurriendo en
ti. No tienes que ocultarlo, ni siquiera aprender o profundizar en nada que no sea
el propósito real de este juego: unirte a la vida, retornar a ella con
consciencia. Descansar en el presente más allá de las apariencias que tome la
dualidad en la que estás».
Normalmente,
relacionamos sufrimiento con rechazo sintomático, ocultando esa llamada que la
vida nos hace para parar, enraizarnos al presente y silenciar la mente como una
reacción a esa entrega. El único propósito es despertar, permitiéndonos experimentar
la vida con ilusión y disfrute a través de los talentos innatos.
Es mágico
llegar a este punto, pues es cuando realmente aprecio mi dolor, lo valoro y lo
utilizo como una oportunidad para soltar, para dejar de controlarlo todo, y
fluir sin más hacia lo desconocido. Es el sentimiento de libertad motivado por
el abrazo de lo que me sucede, me guste o no.